OMAN: El gigante del auditorio

Tras unos minutos de silencio, inmerso en la más profunda de las concentraciones, Víctor Urbán, coloca sus manos sobre el gigante, y gracias a su singular inspiración y sentimiento logra sacar de sus dedos y sus pies, las primeras notas que resuenan impresionantes gracias a la acústica del recinto. Es el despertar de un titán: el Órgano Monumental del Auditorio Nacional (OMAN).

Después de dos años de intensas labores para su total restauración, este maravilloso instrumento está listo para ofrecer su primer concierto a cargo del Maestro organista Víctor Urbán y en la compañía de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México bajo la batuta de Jorge Mester.

La intención primaria de llevar a cabo este evento es que la “gente sepa que en el Auditorio, existe el órgano más grande de México, que lo escuchen y den su opinión”, expresa el Maestro Urbán, titular del instrumento musical que consta de 15 mil 633 flautas o tubos por donde deja escapar la música y que se encuentran ubicados a un costado del escenario.

Cada uno de estos tubos es de diferente tamaño, los hay de un centímetro, los más pequeños, mientras que los más grandes tienen una longitud de poco más de diez metros.

El monumental artefacto, uno de los más grandes del mundo, pesa alrededor de 50 toneladas, y para su total afinación, se necesita de por lo menos dos personas, aunque una sola logre sacar de sus entrañas el sorprendente sonido.

Esta será la primera vez, después de casi 20 años, que el Órgano podrá ser escuchado por los capitalinos al cien por ciento de su capacidad, explica el maestro, ya que, aunque en otras ocasiones se han hecho conciertos, no se habían terminado las obras de restauración.

Un ejemplo de ello son los pequeños conciertos que se llevan a cabo media hora antes de cualquier evento. Esto le vale a Víctor Urbán para considerar que éste tipo de acontecimientos es bien acogido entre el público capitalino: “Cuando ven salir la consola con seis teclados, la gente aplaude”.

Pero no sólo por eso es importante el concierto de reinauguración del OMAN. El hecho de que la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México lo acompañe, tiene dos significaciones, primero que marcará una nueva etapa para ésta, ya que será la primera vez que salga de su sede y porque “Si hubiera sido sólo el órgano, sin la Orquesta, el concierto no sería tan aparatoso, la Orquesta es representativa de la ciudad”, dice Urbán.

Cabe señalar, que el gigante del Auditorio no sólo es uno de los más grandes sino “uno de los más avanzados” explica el organista, quien ha tocado en diferentes lugares del mundo y se ha enfrentado a órganos más pequeños: “Lo apasionante de tocar este instrumento es que todos son diferentes” dice.

El programa para el concierto de reinauguración es el más “vasto que se hará este año” en cuanto a órgano se refiere, señala Urbán. Constará de cuatro piezas una de ellas del mexicano Miguel Bernal Jiménez quien “es el primer mexicano en crear un solo de pedal con percusiones” explica.

La primera pieza que le dará vida a OMAN es Obertura- Fantasía Romeo y Julieta, del compositor Piotr Ilych Chaikovski, para después dar paso a Retablo Medieval, el concertino mexicano para órgano y orquesta.

Después del intermedio, se tocará, de Juan Sebastián Bach, Tocata y fuga en re menor, BWV 565 y se concluirá con la Sinfonía No. 3 en do menor, Op. 78 de Camille Saint Saëns.

El maestro no niega la gran encomienda: “Es un gran instrumento, si algo falla, es mí responsabilidad” y sonríe. Para este hombre no sólo significa tocar, sino revivir otros tiempos en los cuales era el asistente de Jesús Estrada a quien propiamente le debemos la dicha de contar con este magnífico aparato, capaz de robarnos la respiración, y arrancar en nosotros un asomo de emoción mientras sale de él la música, ahora interpretada por Víctor Urbán.

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